La
historia geológica, relieve, topografía y régimen climático tan heterogéneos le confieren
cualidades especiales para el desarrollo de una amplia biodiversidad en un
territorio que apenas representa 1 % de la superficie nacional.
Su integración
dentro de la provincia de los Lagos y Volcanes del Anáhuac, le ha permitido
contar con amplios contrastes en la elevación de su territorio, desde las zonas
cercanas a 300 msnm, donde se desarrolla la selva baja caducifolia, hasta un
conjunto de grandes planicies ubicadas a 2 250 y 2 600 msnm, correspondientes a
la Cuenca de México y Cuenca del Río Lerma, respectivamente, donde es
predominante la vegetación de bosques templados, matorrales espinosos,
humedales y pastizales de altura, entre otros.
En
el Estado de México se tiene un registro de 3 896 especies silvestres, de la
cuales 2 500 son de flora y 1 396, de fauna. Cabe recalcar que a la entidad
llegan diferentes especies de aves migratorias, principalmente de patos, así
como la mariposa monarca.
Especies con categoría de riesgo
Las
actividades humanas ejercen una marcada influencia en la disminución del número
de especies, en el tamaño y la variabilidad genética de las poblaciones
silvestres y en la pérdida irreversible de hábitat y ecosistemas. La reducción
del tamaño de las poblaciones silvestres está dada en gran medida por las
actividades antropogénicas que incluyen actividades legales (caza deportiva) e
ilegales (como el tráfico de especies amenazadas); destrucción de hábitat
causada por diversas actividades productivas; la influencia de compuestos
químicos y tecnologías utilizados en la fertilización de suelos, fumigación de
cultivos y la construcción de obras de ingeniería; entre otras.
En
el Estado de México, se han identificado 184 especies con alguna categoría de
riesgo según la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2001.
Una preocupación por el equilibrio entre la vida y el ambiente se
ha venido manifestando a partir de los años 1950. En los años sesenta, esta
preocupación sólo se observó en occidente. En los países comunistas, la
destrucción incalculable de medio ambiente en nombre de la industrialización
continuó sin freno. Por otra parte, en los países en desarrollo las
preocupaciones ambientales fueron vistas como lujos occidentales. En 1972 se
llevó a cabo la Conferencia Internacional sobre el Medio Humano, en Estocolmo,
Suecia. Gracias a esta reunión se logró que los temas ambientales tuvieran un
lugar en la agenda pública de las políticas mundiales. En esta reunión surgió
la iniciativa para crear el Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA). Veinte años después, el 5 de junio de 1992, se celebró la
Conferencia de las Naciones. Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD)
en Río de Janeiro, Brasil, conocida también como la Cumbre de Río o Cumbre de
la Tierra. En esta cumbre se reconoce que los seres humanos tienen derecho a
una vida sana y productiva en armonía con la naturaleza. En esta conferencia se
puso de manifiesto que los problemas ambientalesexistentes tienen soluciones a
corto, mediano y largo plazo, siempre y cuando los países asuman el compromiso
de reorientar el desarrollo.
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